Prefacio del libro Trabajo Práctico Sobre Uno Mismo de E.J. Gold

 

Es un deslumbrante día de primavera de 1973 en Tucson, Arizona. Aparco mi coche, un modelo Ford típico de estudiante posgraduado, delante de la tienda de helados de Baskin-Robbins, y camino media manzana hasta llegar a mi tienda de libros usados preferida. Dentro, asaltado por el ya conocido olor a cerrado, polvo y libros viejos, me dirijo directamente hacia la sección de religión y esoterismo para ver si ha llegado algún libro nuevo.

¡Eureka! Al lado de los siempre sucios ejemplares del I Ching , de los ejemplares sobados de Estar Aquí Ahora , de Ram Das, y de los libros deshechos de Alice Bailey, hay un ejemplar con cubierta dura de La Extraña Vida de Ivan Osokin de Ouspenski. Es una primera edición americana. He oído hablar de este libro, pero nunca lo he leído. Ojeo las páginas grises, preguntándome quién se libró de él y de qué clase de colección de libros procede en este pueblo universitario del sur de Arizona.

Más tarde, sentados a la mesa en casa, tomando café después de una cena en familia con un conocido, que trabaja como editor técnico para una gran compañía, escucho a dos adolescentes hablar sobre sus experiencias de déjà vu . Me veo perorando sobre el libro de Ouspenski y su incomparable elucidación del fenómeno de déjà vu . El adolescente escucha atentamente, apunta el nombre de la novela, y en ese momento me percato de que va a tener problemas para encontrarlo. Los padres no comentan nada, nos miran con desconfianza, a uno y otro, por encima de los bordes de sus tazas de porcelana.

Cuando miro quince años hacia atrás -una o dos generaciones después de días como universitario- me doy cuenta de que la cultura ya ha asumido ese momento de la historia social y ha avanzado con rapidez. En el ambiente de finales de los ochenta, (una repetición o reciclaje de las manías por el ocultismo de principios de siglo y de los años veinte), un ambiente de exposiciones holísticas, de chamanismo terapéutico, caminantes sobre ascuas, máquinas para manipular ondas cerebrales y, en palabras de Dan Millman, "manuales de iluminación escritos por celebridades", es difícil evocar el estado de ánimo y ambiente de aquella época, cuando la persecución de ideas prácticas esotéricas era como una búsqueda febril del tesoro, una aventura para penetrar en los misterios.

En aquellos días, unos pocos nos pasábamos ejemplares de El Juego Maestro de Robert de Ropp y Fragmentos de una enseñanza desconocida de Ouspenski, intentando entender cómo realizar los ejercicios. Seguíamos las pistas de monjes, yoguis y místicos a través de la Cábala, La Filocalia y Chuang Tze, Thomas Merton, Idries Shah, Carlos Castaneda (un autor en absoluto popular entre conocidos de la tribu Yaqui) y La Nube del No Saber . Meditábamos en el desierto a la luz de la luna e indagábamos en cada grupo que se reuniera para compartir conocimientos ocultos, aunque el grupo fuera aparentemente secreto o poco conocido.

En ese ambiente excitante contesté a un anuncio en un periódico underground (otra reliquia de la época) de un grupo de discusión Gurdjieff-Ouspenski / Esotérico. El intrépido patrocinador de este círculo, un músico más joven que yo y que apenas era capaz de expresarse con facilidad, pareciéndome a primera vista un completo iniciado era, de hecho, un antiguo aprendiz de E.J. Gold. Fue en este contexto en donde encontré, por primera vez, los escritos de Gold y su formulación particular de las ideas de "trabajo práctico sobre uno mismo".

El propio Gold describe, con su estilo telegráfico, su propio primer encuentro con "los guías ocultos" en Nueva York, durante los años cincuenta, en el libro Visiones en la Piedra . Para mí, es difícil decir ahora si se podía atribuir el aura de misterio y sincronización de experiencias y las de otros de mi generación, al espíritu de la época -algún Hombre del Saco andando a zancadas por el país y segándonos con su guadaña- o a nuestra propia necesidad desesperada de iniciarnos en algo que no fuese la suficiencia económica del mundo de los adultos contemporáneos. A decir verdad no importa mucho, ya que el resultado ha sido el mismo: caminos falsos, el desastre y el olvido para muchos; mientras que, para otros, un portal hacia el auténtico trabajo sobre uno mismo.

Siguiendo el hilo de lo que iba encontrando, leí el Libro Contemporáneo de los Muertos de Gold y numerosos ensayos y panfletos; todos éstos me impactaron profundamente con su ironía y humor, con su penetrante visión de la consciencia y su incesante critica de la vida contemporánea, al estilo de Mark Twain. Sobre todo, en comparación con la mayor parte de la literatura de la sección esotérica de la biblioteca de la universidad, las obras de E.J. Gold ofrecían una descripción exacta de la condición moribunda de los "seres tricerebrales del planeta tierra", (es decir, los seres con centros mental, emocional y motor) –y, algo más. Proporcionaban una práctica asequible, el comienzo de un remedio mediante ejercicios dados con instrucciones lúcidas, sin el simbolismo arcano, los chismes del ocultismo ni un estrato complicado de creencias filosóficas.

Cuando finalmente tomé el camino de California para conocer a E.J. Gold por primera vez, me di cuenta de que él simplemente estaba siendo fiel a su propia naturaleza y a sus propósitos, presentando las ideas tal como lo hacía; y que el Trabajo que él proponía era tan urgente, y él tan enérgico en perseguirlo, que no había lugar para desperdiciar ni el tiempo ni la energía. Fue necesario el estudio para asimilar un trasfondo y un vocabulario básico funcionales; pero la piedra de toque en las ideas de Gold era, y sigue siendo, realizar el trabajo . ¿Por qué lo llaman el "Trabajo"?. Porque, si fuese fácil, lo llamarían el "Juego" o el "Relax" -pero no lo es.

En 1978, después de un periodo en California y otra época de historia personal, me encontré otra vez en Tucson, poniendo anuncios para formar un grupo de discusión, esta vez patrocinado por mí mismo. Para esta actividad empecé a recibir uno a uno los capítulos de un libro titulado Trabajo Sobre uno Mismo .

Estos capítulos eran, de lejos, la mejor materia práctica que jamás había visto, ya que cada capítulo presentaba un ejercicio para ser llevado a cabo dentro de la vida ordinaria, presentado mediante una descripción corta y potente sobre qué aspecto del sueño ambulante y mecanicidad trataba el ejercicio. Incluso en esa época de interés floreciente por el desarrollo de la consciencia, nunca conseguí que más de cuatro personas realizaran esos ejercicios conmigo. (No podía atraer a más de una docena, incluso para una conferencia gratis o a una demostración de los Sagrados.)

Sin embargo para mí personalmente, el formato era poderoso, y se prestaba fácilmente a una situación de prácticas en grupo a lo largo del tiempo. Cada semana leíamos un nuevo capítulo, repasábamos cuidadosamente su significado, y después afirmábamos nuestra intención de trabajar con el ejercicio durante la semana venidera. Esa próxima semana, empezábamos la reunión compartiendo nuestras experiencias e informando a los demás sobre nuestros resultados. A menudo decidíamos que el ejercicio merecía otra semana de trabajo, y quizás otra más. El curso entero del "Gran 24", como llegaron a ser conocidos estos ejercicios en los círculos de individuos que los pusieron en práctica, podría extenderse fácilmente a un año o más, en vez de los seis meses originalmente propuestos.

Antes de terminar los capítulos, éstos fueron encuadernados en un tomo en edición privada, Trabajo Sobre Uno Mismo , y vendidos como un ejemplar completo. Para mediados de los ochenta, después de haber sido impreso varias veces, este tomo, que había probado ser una herramienta de trabajo inapreciable, había sido revisado y su vocabulario ajustado con los primeros dos libros de la Trilogía del Laberinto del autor: La Máquina Biológica Humana como Aparato de Transformación, una serie de ensayos que formulaban brillantemente las teorías introductorias, y La Vida en el Laberinto, un tour de force sobre el viajar más allá de los límites de la consciencia ordinaria.

Hoy en día, cuando el cultivo de la transformación y el desarrollo de la consciencia son materia para programas de gran audiencia en la tele, E.J. Gold ha elegido editar para el público en general su "Gran 24". Yo personalmente estoy entusiasmado de que, por fin, un libro tan efectivo sea vendido en el mercado abiertamente. Ahora la pregunta es, ¿cuántos buscadores están realmente preparados para dejar de buscar, para “abrocharse el cinturón”, mirar a la situación como realmente es, y empezar a trabajar en el nivel básico del sí mismo, primate mecánico con hábitos y condicionamientos?

Sin que importe el gran número de libros "espirituales" y manuales del alma que hay en el mercado, siempre hay sitio para una "Guía para Torpes" de la máquina humana. Porque ésta es la diferencia: Trabajo Práctico Sobre Uno Mismo es un manual de laboratorio, una caja de herramientas portátil para el yo esencial. Pero para averiguar esto tendrás que probar los experimentos, sacar una muestra del "Gran 24", empezando desde el principio, ya que los ejercicios se construyen suavemente uno encima del otro. Como yo, puede que llegues a encontrar este manual indispensable.

Estos ejercicios nunca envejecen, nunca se estancan, nunca pierden su potencia. De hecho su intensidad aumenta a lo largo de los años y se deberían considerar como el trabajo de una vida entera.

El trabajo sobre uno mismo nunca ha sido fácil; seguramente no es amable y suave, dulce y espumoso, ni chispeante y hermoso. Nunca será del gusto de todos, ni tampoco una dosis de medicina bien recibida. No obstante, para aquellos deseosos de trabajar, éste es un camino que yo sé que funciona, y en eso hay una satisfacción esencial y profunda, aparte de todo el alboroto interior, los sudores y las incertidumbres que esta clase de trabajo implica. A quién pueda usar este libro -¡qué tengas éxito!- y deseo que tus esfuerzos (como dice en un capítulo del libro) sean para el beneficio de todos los seres en todo lugar.

 

Iven Lourie

Editor

Gateways Books and Tapes

 

 

 


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