BardoWorks Europa

en colaboración con

IDHHB , California

presenta

Un fin de semana de trabajo organizado en Málaga:

"Cómo Vivir una Vida por la que Vale la Pena Morir"

 

Vale, aquí estás. O al menos eso es lo que estás experimentando subjetivamente. Bueno, digamos simplemente que de alguna manera te encuentras aquí, dondequiera que sea "aquí". Y si consigues no sorprenderte demasiado por ello, y acaso seas una tipología curiosa, puede que desees examinar quién o qué eres. ¿Eres más de lo que ves en el espejo?

En una explicación muy simplificada, has entrado en el universo material como algo imperecedero, capaz de sobrevivir fuera del espacio y tiempo. Le llamamos a este algo, la Esencia, el Viajero, el Ser, la Semilla del Alma, el Yo Esencial, Atman, El Ser Universal, etc. Llámalo como quieras, no importa.

Al introducirte en este discontinuum de espacio-tiempo, entras en una relación simbiótica con una forma orgánica. En nuestro caso particular en el nacimiento nuestra Esencia, que está compuesta de hábitos y tendencias, se acopla al sistema nervioso tal y como una telefonista enchufa los cables en uno de esos locutorios antiguos. El sistema nervioso usa estos hábitos básicos y los agranda, usándolos como un patrón para desarrollar una mente compleja, un aparato complejo para tomar decisiones, capaz de relacionarse manejando pensamientos de manera manipuladora.

En la vida, uno es dirigido por lo que llamamos la máquina (o la máquina biológica humana), formada por la mente o centro intelectual, + el cuerpo + el sistema nervioso. Esta máquina forma la interfaz entre la Esencia y la programación cultural. Con una cierta edad, uno abandona el intento de vivir en un estado de esencia activa dentro de una sociedad compleja y le entrega el control a la máquina. Es simplemente demasiado complicado para que la Esencia lo maneje.

La Esencia es simple –hace todo muy directamente. No tiene respuesta cuando es enfrentada a las complejidades de la sociedad. Por otro lado, la máquina tiene una respuesta para todo y es perfectamente capaz de funcionar en la sociedad. Pero lo cierto es que la máquina es una cosa muy frágil y no puede soportar sobrecargas. Por lo tanto cuando aparece estrés, la máquina se cierra y entrega todo el control a la esencia. Terminada la crisis, la máquina recobra una vez más el mando. La máquina vive por el auto-calmarse, el sueño erótico de la máquina es disfrutar del "universo estacionario" sin que haya cambio alguno, sea lo que sea en cualquier momento. Hablando electrónicamente, podemos decir que la máquina es un sistema de bajo voltaje, mientras que la Esencia es un sistema de alto voltaje

De modo que bajo estrés, la máquina se retira y la Esencia queda al descubierto –para bien o para mal. De esta manera, la Esencia es capaz de soportar fuertes choques y estrés severo tal y como el que ocurre durante la muerte. Así que ahora hemos llegado a la idea de que la muerte es una forma de estrés. Recuerda que bajo fuerte estrés la Esencia queda al descubierto. Y que la Esencia sólo tiene la madurez que tenía cuando entregó el mando a la máquina en su infancia. Hubo un momento en el que la Esencia abandonó su intento de arreglárselas con el mundo material en el que se encontró, entregando el control a la máquina.

El objetivo de la mayoría de ashrams, escuelas, organizaciones e institutos esotéricos es hacer que la máquina "se averíe" y así descubrir la Esencia y desarrollarla. Ahora bien, esto no significa la eliminación de la máquina. Hay una síntesis entre las dos que tiene lugar cuando la Esencia quede al descubierto y empieza a desarrollarse. Sin embargo, el estado normal de las cosas es que la máquina dirige la vida y abruma a la Esencia. Así que tenemos una Esencia no-desarrollada y ésta es la situación normal de la humanidad actual. Éste es tu punto de partida. Encantado de conocerte.


El momento de la muerte comporta un fuerte estrés; el cuerpo, la mente y las emociones orgánicas son dejados atrás, descubriendo la Esencia pura. Entonces uno pasa por el estado de entre-vidas al que los budistas llaman Bardos. Es preferible que no pases por este estado con el entendimiento de un niño de dos años.

De modo que tenemos una vida. Durante esta vida podemos desarrollar la Esencia para que sea capaz de transformar el conocimiento en entendimiento. Esta transformación sólo puede tener lugar en la Esencia y no en la máquina. Por tanto esto significa que la esencia tiene que ser descubierta. Los ejercicios que se dan a la gente no tienen nada que ver con el desarrollo de la Esencia. Sólo sirven para quitar la máquina de en medio.

Digamos que consigues quitarla de en medio durante unos minutos en casa. Una vez que estés en la calle o en tu trabajo, es decir, de vuelta a tu vida normal, ¡BOOM!, la máquina vuelve como un bumerán. Es el mecanismo de defensa natural de la máquina.

Uno de los propósitos de estos talleres es crear un espacio seguro para descubrir la Esencia. La máquina puede ser dejada en la puerta con tus zapatos. Puedes entrar con tu Esencia y "ser" con los demás. Cada momento que la Esencia está al descubierto es otro momento de crecimiento.

Tienes toda una vida para realizarlo. Cada momento que desperdicias, cada momento en el que no lo haces, es un momento perdido que nunca se puede recuperar.