En el trabajo práctico, existe el concepto de "un momento de libertad". Un momento de libertad es un momento en el que estamos libres del dominio de la personalidad de la máquina y de sus hábitos mecánicos, libres de las respuestas habituales, de la personalidad falsa; es un momento de la presencia del Yo Real, cuando no funcionan atracciones y repulsiones, un momento de alta atención y de alta indiferencia ante la ilusión.

Momentos de libertad ocurren periódicamente. De hecho ocurren muy rápida y cíclicamente entre periodos cuando se está en el poder de las manifestaciones de la máquina. Estos últimos suelen saltar al centro del escenario, empujando hacia los márgenes nuestra consciencia de esos momentos de libertad para que ni siquiera notemos su constante repetición; pero están ahí. Para nosotros, están disponibles en ciclos. Nuestra tarea es aprovechar estos momentos.

El truco es ser capaz de esperar. Esperar es algo que no se nos da muy bien. Somos muy pobres en este área. Todos seguramente habéis experimentado la actividad de esperar, por ejemplo esperar mientras hacemos cola, en el banco, el supermercado, en la oficina de correos . . . La pregunta es: ¿Sabemos usar efectivamente nuestra espera? Se puede esperar "no impacientemente". ¿No solemos esperar más bien impacientemente? ¿Y con ganas de llegar al próximo asunto?

El aburrimiento es una de esas cosas "desagradables" que imaginamos como algo real. El aburrimiento es en realidad un momento mágico si se sabe usarlo. Por ejemplo, existe la técnica de ponerse intencionadamente en una situación que la máquina considera la más aburrida. Se puede conseguir muchos datos en esos momentos, SI tenemos la fuerza de permanecer en ellos sin huir. El aburrimiento es una señal fiel de que la máquina se está resintiendo, que en ese momento necesita el entretenimiento, que la Esencia está intentando salir de su papel normal de espectador pasivo.

Pero normalmente estamos ya en el próximo asunto . . . siempre tenemos tanta prisa; el flujo normal de los acontecimientos es para nunca estar presente en el presente, a no ser que hagamos un esfuerzo consciente para sí estar presentes. Existe la necesidad imaginaria para seguir adelante con "ello", sea lo que sea ese ello . . . Existe la posibilidad en nuestras vidas diarias para trabajar con esta idea, estar atentos y coger estos momentos de libertad. Una manera de cogerlos es esperar "no impacientemente". Esperar bien es un arte, un arte esencial.

Otra cosa que necesitamos para coger un momento de libertad desde luego es nuestra "atención concentrada". Las comidas son otro lugar excelente para trabajar con momentos de libertad. El comer nos ofrece unas oportunidades maravillosas. ¿Con qué frecuencia comemos con la atención concentrada? Así que, tenemos dos pistas: esperar no impacientemente y la atención concentrada. Sin atracción ni repulsión.

Una vez en un taller que asistí, nos dieron un ejercicio de usar un vaso de agua: sólo beber del vaso durante un momento de libertad, entonces recoger el vaso en el momento de libertad y tomarse un sorbo. Si este momento pasa, vuelves a colocar el vaso en la mesa y esperas a otro momento de libertad; otra vez recoges el vaso para llevarlo hacia la boca y empiezas a sorber; y si el momento se va, vuelves a bajar el vaso y a esperar. Bueno, ya te puedes imaginar la foto del taller: un grupo de esqueletos deshidratados sentados por ahí.

En este taller de "Momentos de Libertad" también trabajamos con dibujar un círculo. Se ha dicho que la definición técnica del Zen es "coger un momento de libertad". La idea de dibujar un circulo es esperar con presencia y atención a un momento de libertad para dibujar el círculo. Tal y como un maestro de caligrafía espera y en el momento de libertad hace sus señales en el folio. Su pincel está listo. Él está listo, y en el momento adecuado se hace la señal en el folio sin esfuerzo, ni siquiera intentándolo. El movimiento se vuelve una parte natural de ese momento en la cámara.

A fin de cuentas, nosotros queremos "moldearnos" en un instrumento que sea capaz de ser tocado por algo superior a nosotros. Llegar a ser este instrumento es algo así como llegar a ser un esclavo voluntario. Durante el proceso no pensamos, sino que prestamos mucha atención. El pensar rompe el flujo. Es una obstrucción, y pretendemos minimizar la influencia fenoménica durante los momentos especiales de la invocación. La técnica misma también puede ser una obstrucción. Tiene que ser contrapesada con "el sentir".

Este arte, o cualquier arte, es un proceso vivo al que el pensar mata. Actualicemos esto un poco, porque puede que creas que algún cretino esté describiendo una antigua técnica japonesa usada exclusivamente por los adeptos de Zen birmanos en los monasterios de la meseta Shan en el este de Birmania.

¿Has visto alguna vez un partido de baloncesto? Hay un momento durante el partido cuando todo está quieto, y hay un jugador con el balón y está en la línea de tiros libres. Ha sido otorgado un "tiro libre" porque ha sido cometida una falta sobre su persona en la cancha. En este momento nadie puede obstruir su tiro, además tiene todo el tiempo necesario para prepararse de forma psicológica y emocional antes de intentar el tiro. Sin poder expresarlo, lo que hace el jugador es esperar un momento de libertad antes de tirar. Sólo hace falta observar un partido de baloncesto para notarlo.

Tú puedes hacerlo también. Pide prestado un balón y diríjete a una cancha de baloncesto y colócate en la línea de tiros libres. Éste es un aparato de feedback excelente. Si consigues hacer la canasta puedes estar seguro de que efectivamente tiraste durante un momento de libertad. Después de recibir este feedback un par de veces, obtendrás un asidero para lo que es un momento de libertad y serás capaz de aplicarlo en otras áreas también.

Se dice que sólo se puede crear el arte objetivo durante un momento de libertad. Sin embargo, generalmente lo que sucede es que debido a que tienen tanto "momentum", las manifestaciones de la máquina se suman y se siguen las unas a las otras, así que no se nota el momento de libertad. Está allí, pero nos lo perdemos ya que estamos muy identificados con la máquina.

De modo que, ¿qué es lo que nos aleja de lograr el estado de despertar, de ser capaces de reconocer un momento de libertad? La gente suele preguntar: "¿Qué puedo hacer para llegar al estado de despertar?" Y ésta es una actitud generalizada, porque la máquina cree que le hace falta algo, que es deficiente en algo, que tiene que adquirir algo, que necesita algún suplemento. Sin embargo, la respuesta a esta pregunta es que no es lo que tienes que HACER, es lo que tienes que NO HACER. No es una cuestión de sumarle algo a la máquina, sino de restarle algo que nos mantiene alejados de lograr el estado de despertar. En este momento la máquina juzga que X o Y es importante, o un grupo de X's e Y's.

Cuando despertemos, encontraremos que lo que la máquina encontró importante realmente no tenía importancia alguna, sino que solamente nos dio la ilusión de haber sido significativo. ¿Por qué? Porque las prioridades de una máquina son las prioridades de la máquina; te sorprenderás al ver que *no son las tuyas para nada*.

La máquina biológica humana es un primate de dos centros y medio, con un centro intelectual, que aprendió a distinguir lo mojado de lo seco cuando tuvo 6 meses de edad, y que siempre va a por el plátano. El plátano está dentro del bote en la fábula de Esopo y representa el hambre de nuestra máquina. Hace que nosotros cerremos la mano en un puño alrededor del plátano, y así no podemos sacarla del bote, que es la vida orgánica. Y no podemos abrir la mano porque estamos tan deseosos por lo que la mano está agarrando. Así que, si deseamos lograr el estado de despertar, tendremos que literalmente quitarnos a nosotros mismos de en medio. Tenemos que ser capaces de abrir la mano y soltar el plátano.

Y el problema principal con esto, es que no existe método para hacerlo. Esto es lo que mató al pobre Ouspensky. Él pensó durante años que se podía reflejar en forma de un texto para formar un sistema, y que las mismas técnicas y métodos podrían funcionar para todos. Y puede que pudieran: SI todos se pareciesen, SI la psique de todos se hubiese formado de la misma manera, SI el camino hacia el despertar fuese lo mismo para todas las mujeres y todos los hombres, SI permaneciesen estáticas las culturas y las civilizaciones, entonces quizás, sólo quizás, hubiese sido posible codificar, anotar, un método que sirviese a todos universalmente para que lograsen el estado de despertar y la transformación. Unas dos semanas antes de su muerte Ouspensky finalmente despertó: "¡Joder, esto es lo que siempre quería decir el viejo!". Puedes revisar la literatura para señales de este evento.

Un síntoma del trabajo en grupo, es cuando la gente empieza a trabajar siguiendo las mismas pautas con semejantes herramientas de trabajo interiores. Relatan sus resultados entre ellos lo que tiene el efecto de ayudarse los unos a los otros a afinar sus habilidades de trabajo interiores. Por ejemplo, alguien trabaja con el ejercicio del "momento de libertad" y le cuenta al resto del grupo: "Oh, esto no me funcionó, no podía hacer tal o cual", o "Oye, encontré que hacer tal y cual me ayudó a conseguir . . ." o "Mi experiencia fue lo siguiente . . ."

Pero también tenemos que trabajar con el hecho de que la máquina tiene un miedo a la exposición. Lo noto en la mía. Normalmente la máquina tiene un miedo hasta la muerte de ser humillado en público. Pero como escribí hace poco a un amigo: esa pregunta, la que estás guardando, la que crees que te va a hacer sonar como un tonto perdido ante el grupo, sí ésa, ésa es la que todos nosotros necesitamos escuchar. La fuerza que tiene es lo que estás sintiendo y es lo que te da corte.


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