El Mundo Se Ha Puesto Patas Arriba

Esta es una de las páginas dedicadas a las cosas de esta vida que están al revés en cuanto a su sentido y uso original. Se espera que cuando se piensa de esta manera, se invocará la emoción de la "ironía", una emoción superior. Yo había escuchado esta expresión (que hay en el título) por primera vez, como el título de una canción que llegó a ser popular durante el siglo dieciocho entre los ingleses. De hecho, en la última batalla de la guerra de la independencia americana en 1781, después de su derrota en la ciudad de Yorktown, las tropas inglesas la cantaron mientras se embarcaban en sus barcos para volver a Inglaterra. Daba sabor a ese momento tan histórico, en el cual un grupo de proscritos había derrotado a lo que se suponía era el mejor ejército del mundo de esa época. Algo muy parecido a esa derrota, casi precisamente doscientos años más tarde, del ejército americano (una vez considerado como la más potente fuerza armada del mundo de su época) por una banda de tíos de Asia en pijama, lo que nos lleva a otro tema que es el movimiento circular de los hechos, que será por supuesto el tema de otra página web en otro momento.



Della Heywood, Despertando, acrílico en papel, 1996

Si tienes algo para contribuir a esta página, puedes enviarlo a esta dirección de correo electrónico:  eric@la-colmena.org. El hecho de contribuir precisará un tipo especial de "visión" en cuanto a lo que pasa en nuestro alrededor y un claro sentido del propósito de la vida humana.


            
E.J. Gold, El espera muy atentamente; pero ¿para qué? óleo, 1987

Artículo Número Uno:
Soy profesor de inglés y doy clases particulares. Antes, había dado clases en el colegio; pero hoy en día me dedico solamente a los grupos reducidos en espacios reducidos donde no te entra el zumbido de las otras aulas ni el eco de una caja de hormigón mientras intentas desarrollar el oído de un niño. O sea, el ambiente de la clase es fundamental, tanto físico como mental y emocional para fomentar la buena atención del chico a la materia que se desea impartir.

Lo que descubrí, fue que los niños me vinieron con muchos hábitos ya desarrollados que habían aprendidos tanto en el colegio como en casa. Y el hábito principal entre los chicos era de intentar mostrar al maestro, y por supuesto a sus compañeros de clase, lo listos que eran. A sus compañeros de clase se lo demuestran por razones de su "inseguridad personal" y conflictos de jerarquía, Y se lo demuestran al maestro debido al hecho de que el objetivo del aula (como se ha enseñado al niño desde chico), al menos desde el punto de vista del chico, es la nota al final del curso. Lo que sigue es una charla que di a un grupo de chicos y chicas después de darme cuenta de que las cosas empezaban a
desmandarse.


"Como ya sabéis, en esta clase no hay nota. De hecho hay solo una meta; aprender tanto como podáis. Ésta es la única recompensa tangible que se puede llevar de aquí. Vuestras familias pagan para que estéis aquí conmigo. Sin embargo continuáis representando lo que habéis aprendido en otro entorno y para otro objetivo completamente diferente. Continuamente intentáis mostrarme lo listos que sois, especialmente gritando las respuestas cuando en realidad le pregunto a otro alumno. Sin embargo, para mí es obvio, desde casi el primer minuto, no sólo el nivel que tenéis, sino también qué nivel podréis alcanzar en el futuro. De modo que deseo que todos entendáis que lo que me interesa a mí, por lo tanto, no es *lo que sabéis*, sino lo que *no sabéis*, siendo esto la forma en que podré ayudaros al máximo y para que vosotros aprovechéis al máximo el tiempo que pasáis conmigo. Y esto es lo que continuamente estáis intentando ocultar. Pensadlo bien. Estáis aquí para aprender y sin embargo se pone todo el empeño en ocultar lo que no sabéis e intentáis fingir que sabéis lo que en realidad no sabéis. Ahora bien, ¿esto tiene sentido?".



Robbert Trice, Bajo La Luz de Luna, en papel de Arches, 1996