La Máquina Biológica como Aparato de Transformación
 
Una crítica del libro escrito por E.J. Gold
 

Hace muchos años el Sr. Gold miró el proceso de la transformación, la evolución personal, y empezó a despojarla de sus costras superfluas. Trabajó mucho para simplificar todos los pasos, prescindiendo de todos los boatos, ceremonias, rituales y símbolos innecesarios, guardando sólo aquellos aspectos que eran realmente críticos a esta evolución.

Abordó este tema de la misma manera en la que los alemanes abordan la construcción de un coche. Seguía quitando piezas del motor hasta que el motor dejó de funcionar, y entonces volvió a poner la última pieza que había quitado.

Incluso en la actualidad el Sr. Gold sigue en ello, constantemente diseñando, laborando y desmontando motores. Este trabajo es algo así como buscar el ingrediente activo en un fármaco. Hay que entender que mucho de lo cursi que tiene la espiritualidad fue añadido como herramienta de marketing.

 

En primer lugar examinemos el título del libro: La Máquina Biológica como Aparato de Transformación , en el que se ve expuesto la idea de que estamos metidos en una máquina biológica con el fin de que ésta sirve un propósito concreto.

Pues, si no sirviera un propósito, ¿por qué diablos estaríamos metidos en ella? Si se puede coger esta pequeña idea, se puede ver que este título guarda una riqueza de información, así como una profunda promesa.

Hagamos un experimento: tómate el tiempo necesario para sintonizarte con tu cuerpo y tu entorno. Volveré en seguida.

Puede que ya nos hemos vueltos insensibles a la mayor parte de lo que éstos abarcan. Por ejemplo: ¿sientes la caa que llevas ahora? ¿Los zapatos en los pies? Siendo sincero contigo mismo, tienes que admitir que, bueno, no eras exactamente consciente de ellos. Al menos no lo eras hasta que te hice la pregunta. Bueno, ahora puede que seas capaz de hacer un escán hacia el pasado y sentir los zapatos en tus pies. Pero hasta que te hice la pregunta, ¿los sentiste de verdad? Los sentiste al ponértelos; pero dos minutos más tarde, ya estabas en otra cosa…

Esto nos enseña que podemos acostumbrarnos a cualquier cosa. A casi cualquier sensación, concepto o emoción. Todos éstos pueden, con el tiempo, desvanecerse en el apagado gris del omnipresente segundo plano de todas las demás cosas de la vida que nos rodean constantemente.

Una ilustración: imagínate sentado a solas en el sofá de tu salita. De repente sientes una mano tocándote en el brazo. Sería un choque, ¿no? Después de enterarte de que es la mano de un amigo o amante, y que es una sensación “segura”, no estás tan asustado, ¿verdad?

Luego, juntos empezáis a ver una película en la tele, y puede que ahora se te olvida por completo de esta mano. Ahora, esta mano, que antes te asustó, ya no choca, porque se ha fundido en el gris de la persistencia.

Ahora considera por favor el concepto del título que dice que tu máquina es biológica –que el cuerpo al que llamas tú cuerpo es una máquina biológica. Esta comprensión puede ser chocante –y debería serlo. Pero por muy chocante que sea la idea, con el tiempo se desvanecerá fundiéndose en el gris.

Bueno, también acabamos de clasificar la máquina biológica como humana. ¿Esto significa que podría haber otras clases de máquinas biológicas para llevar puesto?

Bueno, existen otras máquinas biológicas (e incluso no-biológicas) de posible uso. Pero no vale la pena entrar en hacernos ilusiones respecto a ellas cuando a) todavía no hemos llegado a entender cómo usar ésta, y b) actualmente nos encontramos habitando en ésta.

Llegado a este punto a trancas y barrancas, vemos que tenemos una máquina biológica humana. ¿O es cierto que la TENEMOS? Mientras creas que ERES la máquina... algo muy diferente de funcionar desde el punto de vista de que TIENES una máquina. ¿Ves la diferencia?

No soy esta revista. La sujeto en mi mano. *Tengo* esta revista. No soy esta silla en la que me siento. La *tengo * para mi uso. No soy estos zapatos. Me están disponibles para llevar

Y de manera semejante:

No soy esta máquina biológica humana. Dispongo de ella. Puedo sujetarla en mi presencia. Tengo una máquina biológica humana disponible para mi uso. Tengo una máquina biológica humana que puedo llevar.

Todo esto es muy diferente a: “Yo soy esta máquina biológica humana". “Yo soy este cuerpo”. “Esta mente es quién soy”. “Soy este conjunto de hábitos, pensamientos, emociones, y personalidad”.

Éstas son formulaciones bien distintas y no te confieren mucho espacio para moverte.

Así que de la formulación original del título, ya hemos llegado a la presunción de que tenemos una máquina. Tenemos también algunos indicios sobre los efectos devastadores de la identificación con ella. Tenemos un presentimiento de que nuestra consciencia no está unificada. Vemos que nuestra comprensión varía de momento a momento. Y, hemos estado expuestos a la idea de que todas estas ideas están condenadas a desvanecerse en la oscuridad de la espesa niebla gris de la persistencia. Todo esto se puede sacar de esa misma expresión. Bueno, sí, con tal de que lo tomemos a más de su valor nominal y que penetremos más allá del nivel de investigación de: “Oye tío, ¿qué ponen esta noche en la primera?”.

Si lo recuerdas bien, también mencioné una promesa. ¿Cuál es? Bueno, ¿recuerdas la parte que trataba del “aparato de transformación”? En este sintagma hay dos noticias: 1) que existe tal cosa llamada transformación , y 2) que ya tienes disponible el aparato para realizarla. No hace falta que salgas corriendo al Corte Inglés para comprar un aparato de equipamiento de transformación. Ya lo tienes. El problema es, tal y cómo estás, el aparato del que dispones, está apagado.

Por lo tanto, nuestra tarea inmediata es despertar al hecho de que no somos la máquina –la tenemos. A continuación, puede que ayude reconocer que está en la posición de “OFF”. Luego, podemos tomar como una esperanza, o como una promesa de las buenas cosas del porvenir, que de hecho existe un interruptor de “ON”, y que está en nuestro poder encenderlo.

Ahora podemos buscar a nuestro alrededor formas de “encender” las habilidades transformadoras de la máquina. Puede que sea buena idea digerir estos primeros fragmentos. Tomarlos como un enfoque, enfocarnos en ellos de manera práctica. Detrás de éstos hay una riqueza de materiales.

Por cierto se puede leer el primer capítulo de este libro en internet:

http://www.la-colmena.org/page5.htm

contacto: eric arroba la-colmena.org