“La
expresión original ‘separar el grano de la paja’ procedió del mesopotamio,
de Sumeria,” comenzó EJ, “y se refería a la diferenciación entre nuestra
vida como seres humanos -lo que significa nuestro envolvimiento con
los problemas biológicos de la vida de primate, las demandas incesantes
de la máquina- y el uso de nuestra vida como seres humanos”.
“En nuestro linaje de trabajo, diferenciación se refiere a
separar la vida de la máquina de la vida del yo esencial. Estas
dos vidas son completamente diferentes, como llegarás a ver de forma
muy clara algún día”.
“El enfoque natural de la máquina se preocupa por los problemas y las
soluciones relacionadas con ella misma, con su familia, sus amigos,
sus compañeros de trabajo, sus problemas con varias tareas,
problemas en el empleo y con el dinero, problemas con las aficiones
y actividades, problemas con las situaciones y condiciones de vida del
pasado, presente y futuro, problemas con plantas y animales, con maquinaria
y equipamiento, los problemas con la peluquera, la manicura, con la
sierra, el martillo, el destornillador y la bombilla eléctrica que no
funcionó esta mañana, problemas con la radio, con la tele y con la forma
en la que le informan en los telediarios, problemas con el bigote de
alguien y problemas con el matón del barrio que solía darle una paliza
cuando tenía ocho años, y problemas con algún perro, y así sucesivamente”.
“Éstos son problemas que la máquina tiene consigo misma, con los
demás y con la vida; no son problemas que tú tienes con la
máquina. Son problemas que la máquina tiene con su propia
vida. Apunta esta idea con letras en rojo vivo en algún lugar en el
aire para que puedas referirte a ella de vez en cuando a lo largo de
la eternidad”.
“Tus auténticos problemas con la máquina surgen del triste hecho de
que la máquina no está funcionando plenamente como aparato de transformación,
porque no puede funcionar de esta manera mientras esté agarrada de forma
inexorable por los deseos orgánicos y las persecuciones ordinarias.
La máquina no está en el estado de despertar con la frecuencia suficiente
como para adecuarse a tu horario de transformación, si es que vas en
serio en lo de la transformación”.
“Puede que tengas problemas con la fuerza de voluntad, o para recordar
llevar la máquina al estado de despertar. Puede que tengas problemas
para intentar entender qué hacer... problemas tácticos en
tu estrategia evolutiva”.
“Nuestra meta no es luchar en contra de la máquina, sino usarla como
aparato de transformación. La máquina no es el enemigo . . . en un
sentido lo es, y en otro, no lo es... simplemente está siendo ella
misma, lo que hacen las máquinas”.
“El conflicto surge cuando el yo esencial empieza a usar la máquina
como aparato de transformación; pero el conflicto trata de ‘algo distinto’
y no de problemas ordinarios: ...intentar recordar, decidir qué táctica
usar para conseguir que la máquina funcione, hacer que la máquina
cobre vida como aparato de transformación”.
“Puede que tengamos problemas con los demás, que por una razón u otra
están intentando impedir que usemos la máquina como aparato de transformación.
Éstos son los auténticos problemas del yo esencial”.
Jim dijo: “Yo tengo problemas para entender qué es lo que el proceso
de transformación está transformando... y qué es lo que va a producir”.
“Esta pregunta es un ejemplo de un conflicto superior inicial,” respondió
EJ. “¿En qué consiste la transformación?. ¿Cómo va a tener lugar exactamente?.
¿Cuál será el resultado de ésta, si es que va a haber alguno?. ¿Habrá
muchos resultados?. ¿Un resultado?. ¿O una serie de resultados?. ¿Cómo
sabré cuando está sucediendo?. Por estas preguntas es por lo que realmente
debes estar preocupado. Éstos son problemas reales, preocupaciones
reales”.
“Vuestra atención ha estado en la basura, en las pésimas y bajas fijaciones
de la máquina. El conflicto real se centra alrededor del hecho de que
estamos interesados en usar la máquina como aparato de transformación;
la máquina está interesada en perseguir su propia vida, sus propios
intereses . . . sin embargo, de algún modo desea su realización”.
“Ten en cuenta este conflicto. Por un lado, nos esforzamos -cuando por
casualidad lo pensamos y las circunstancias nos lo permiten- para usar
la máquina como aparato de transformación, y ésta, de forma inexplicable,
a pesar de todos nuestros esfuerzos y deseos en contra, lleva a cabo
todas las acciones imaginables excepto su función transformadora”.
“El peligro real de la identificación es que llegamos a estar tan identificados
con la máquina que suponemos que los problemas y conflictos de la
máquina son nuestros problemas y conflictos, y abandonamos
nuestros conflictos superiores con la máquina en favor de los
conflictos inferiores de la máquina”.
“Cuando estamos metidos en los conflictos de la vida de la máquina,
somos totalmente incapaces de usar la máquina como aparato de transformación.
No hay manera de poder hacer las dos cosas. Podemos continuar involucrándonos
en los problemas de la máquina, o bien podemos empezar a dirigirnos
a los problemas reales. No podemos hacer las dos de forma exitosa, saltando
de acá para allá entre ambas”.
“Sólo tienes una cierta cantidad de atención; sólo puede ser aplicada
en un grado definido y sólo para un cierto número de objetos de atención
en cualquier momento dado. Cuando está ocupada con los problemas
de la vida...” EJ hizo una pausa durante un momento, pensativamente.
“Para explicároslo mejor, os diré algo sobre mi Tía Pepa”.
“Un día, cuando Pepa y yo paseábamos por la Calle Broadway en Nueva
York, se volvió hacia mí y me dijo: ‘Siempre tendrás problemas en esta
vida. Tienes que aceptar este hecho. Siempre tendrás problemas en esta
vida. Es cuando intentas resolverlos cuando lo pierdes todo.
La realidad se desvanece’ ”.
“‘Cuando intentas cambiar tu vida para hacerla más feliz o intentas
eliminar los problemas de tu vida, llegas a involucrarte tanto en la
eliminación de los problemas que pierdes lo real’ ”.
“‘Bueno, ¿cuáles son los problemas reales?’, le preguntaba yo, y ella
respondía: ‘Los problemas reales son las cosas que cuentan’. ‘Bueno,
¿como qué?,’ persistía yo. Ella miraba a todo su alrededor -a menudo
paseábamos por la calle, o estábamos en el parque o en un cine- entonces,
volviéndose hacia mí, decía: ‘Esto, no. Esto no cuenta’ ”.
“‘¡Esto! Esto no es real,’ señalando a nuestro alrededor, ‘Úsalo,
usa esto’. Este comentario siempre me dejaba perplejo, y le decía:
‘¿Qué quieres decir con úsalo? Lo estoy usando’. ‘No,
no, no,’ negaba con la cabeza, ‘Estás intentando hacer que algo
suceda, intentando hacer que determinadas cosas sucedan. No intentes
hacer que las cosas sucedan. Usa esto. Usa lo que está sucediendo’.
Y yo le decía: ‘Pero, ¿cómo? ¿Cómo lo usas?’, y ella siempre me contestaba:
‘Sólo lo real, sólo las cosas reales’ ”.
“Ésta es la misma idea. Tu envolvimiento con los problemas de la vida
es tonto, porque tu inmersión hipnótica en la vida de la máquina te
hace perder el por qué estás aquí”.
“Estos problemas no tienen sentido. Su resolución no puede tener efectos
duraderos. Incluso después de un año, ¿qué has resuelto realmente?.
¿Qué ha cambiado realmente para ti, o en tu vida?. Sin embargo, tu vida
cambiará de todos modos. Las cosas te ocurrirán a ti y para
ti, sobre ti, alrededor de ti, y contigo”.
“Cuando trabajaba para la Bolsa de la Costa del Pacífico, había un compañero
que escribió una ingeniosa hoja informativa que se centraba en las tendencias
de los valores de la bolsa, la subida y la bajada de las acciones, y
resultó peculiarmente acertada en sus pronósticos”.
“‘¿Cuál es tu secreto?’, le pregunté. ‘Venga, cuéntamelo’. Finalmente
cedió: ‘Demonios, no me importa contarte mi secreto. Tienes que
saber lo que la bolsa va a hacer mañana, lo que va a hacer la semana
que viene, lo que va a hacer el mes que viene, el año que viene y en
diez años’ ”.
“'Venga ya,’ le contesté un poco escéptico, ‘No puedes saberlo’. ‘Sí
que puedo,’ me dijo. ‘Lo sé exactamente’. ‘De acuerdo,’ le reté, ‘¿qué
hará la bolsa la semana que viene?’. ‘¿La semana que viene?,’ contestó
sin preocuparse, ‘La semana que viene... fluctuará’. Seguí adelante...
‘¿Y en diez años?’. Solamente sonrió, ‘En diez años... fluctuará’”.
“La bolsa es el mercado. Siempre hay compradores y vendedores, y las
acciones, los bonos y los productos siempre están a precios diferentes
y los precios siempre están cambiando”.
“Lo mismo le sucederá inevitablemente a la máquina. Siempre fluctuará,
sin importar lo que hagas para impedirlo. Nada será cómo esperas que
sea, ni saldrá exactamente cómo piensas que quieres que salga”.
“Puede que pienses que quieres que las cosas sean diferentes de lo que
son; pero una vez que pases al otro lado de la experiencia, la mirarás
hacia atrás y dirás: ‘Ahora bien, ¿por qué quería cambiarla?. La forma
en la que resultó fue perfecta, poéticamente justa e irónicamente correcta’
”.
“La tendencia de desear otra vida surge de intentar acercarse a una
nueva situación desde el punto de vista de una situación vieja”.
“Por ejemplo, podrías estar empezando un nuevo oficio, como joyería
artesanal y bisutería dejando atrás el trabajo conocido de carpintería,
así que traes contigo todas tus antiguas herramientas de carpintero
y te declaras listo para hacer joyería”.
“En tu cabeza tiene que ser así: ‘Siempre he tenido herramientas
de carpintería aquí a mi lado,’ piensas. ‘Las he llevado conmigo durante
años. Siempre me han sido muy útiles. Siempre he sido capaz de usarlas.
Son las herramientas con las que estoy más familiarizado, y son las
que sé usar”.
“Pero aquí te enfrentas con una nueva situación. No puedes usar tus
herramientas de carpintería para hacer joyería. Posteriormente te darás
cuenta, ‘¡Por supuesto!. ¡No puedo usar herramientas de carpintería
ahora!. ¡Qué cosa más absurda llevarlas conmigo a este nuevo oficio!.
La forma en la que naturalmente se desarrolló fue la correcta”.
“Al entrar en una cámara nueva, siempre se piensa que la manera correcta
sería aquella en la que llevamos haciéndolo desde el principio”.
“Tenemos un dicho en la industria del libro que es algo así: ‘Quiero
la distancia entre la parte superior y la parte inferior desbastada
a nueve y cuarto a ras; y que acaben los bordes donde sea’. Con
tal que mantengas constante una medida, la otra no tiene importancia”.
“En términos de la transformación, se podría decir: ‘Deseo usar la máquina
biológica humana como aparato de transformación, y que la vida de
la máquina acabe donde sea’. Esto no significa que te rindas, que
te arrastres a un rincón, o que llegues a estar apático e indiferente
ante la vida”.
“Significa que en vez de estar involucrado en las fluctuaciones de tu
vida, las insignificantes preocupaciones de tu máquina -y por insignificante
me refiero incluso a tus derechos humanos, derechos civiles, derechos
personales, hasta el punto de tu sustento y los conflictos que tenéis
el uno con el otro, como individuos y como una comunidad- tu interés
y tu atención han llegado a arraigarse en una nueva dimensión que incluye
la vida de la máquina, -no en sus preocupaciones y deseos insignificantes-
sino en sus ‘necesidades’ ”.
“Naturalmente, continuarás siendo consciente de los conflictos de la
máquina; pero mientras estás ocupado en resolver sus conflictos, no
tienes tiempo para trabajar. Si estás tratando de resolver los conflictos
contigo mismo y con la vida en general, estás desperdiciando tu tiempo
en la Tierra” . . . . . . . . . . . . . . .
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