Duende Electrónico

por E.J. Gold

     
 
     
 

Un elemento  del Amuleto BetaBlocker es pasado por alto por algunas personas, y observado y reconocido por otras...

Es el «duende» del amuleto, mediante el cual consideramos al amuleto como aparato mágico o espiritual, casi de la misma forma en que consideraríamos un crucifijo, una estrella de David, una chai, un mezuzah, un corno... o, en realidad, cualquiera alhaja de las llevadas como amuleto por todos los pueblos de todas las culturas alrededor del mundo.
   
Mucho más allá de los principios científicos de la radiónica, que es precisamente ciencia alternativa y no demostrable mediante ninguno de los medios conocidos que no sea que las radioondas existen y que realmente sí afectan a la piel, los huesos, músculos, sistema nervioso, ondas cerebrales, patrones de pensamiento y estados emocionales de todos los tipos de vida biológica incluyendo las plantas, los amuletos betabloqueadores tienen otro cualitativo, inmensurable algo misterioso.
         
No se puede probar por ningún método científico conocido la eficacia del agua bendita, el crucifijo o las reliquias de los santos tales como las cenizas de los antiguos Hombres Sagrados Tibetanos o los Dedos de San Pedro... pero están asociados a milagros de todo tipo, y con toda razón.

Millones se han bañado en el Ganges e ido a Lourdes... nadie cuestiona el milagroso poder del Sudario de Turín a pesar de que se ha probado que no es de más allá de la Edad Media, y literalmente miles de millones de amuletos, talismanes y reliquias sagradas son portadas por miles de millones de personas alrededor del globo.

 

Los amuletos, fetiches y otros objetos sagrados se hacen de varias maneras, pero todos ellos contienen algo mucho más grande y más poderoso que el mero «mojo» o magia que es reconocida por la ciencia.

Los amuletos betabloqueadores que produzco tienen un fondo de ciencia alternativa y son dependientes de las radioondas, que existen por toda la atmósfera de la Tierra en todo momento, permeándolo todo en el planeta con el espectro completo de la radiónica, pero hay en ellos algo más que sólo las funciones de onda de radio, algo indefinible e inmensurable...

Lo llamo Duende Electrónico.

Intelectualmente y con matemáticas científicas no puedo probar mi tesis de que el escaso monto de radiónica penetra fácilmente en la onceava dimensión —que está a una distancia menor a diez a la menos veintisiete milímetros, lo que llamo «un kaku» de distancia—, y que abre caminos hacia las branas de universos paralelos a los que puedes viajar; pero, con un poco de práctica con mis inducciones, te lo puedes demostrar a ti mismo.

Algún día, espero que veamos una «prueba» de laboratorio de este efecto, pero mientras tanto, la evidencia deberá ser muy subjetiva, como la evidencia de vida tras la muerte, las experiencias cercanas a la muerte, las proyecciones astrales y la visualización creativa junto a otros efectos y prácticas espirituales.     

¿Fe ciega? No es necesaria. Sólo  práctica, práctica, práctica.

     

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